domingo, 11 de noviembre de 2012

La Gioconda

Mona Lisa, by Leonardo da Vinci, from C2RMF retouched.jpg




El cuadro La Gioconda (La Joconde en francés), también conocido como La Mona Lisa, es una obra pictórica de Leonardo Da Vinci. Adquirida por el rey Francisco I de Francia a principios del siglo XVI, desde entonces es propiedad del Estado Francés, y actualmente se exhibe en el Museo del Louvre de París.
Su nombre oficial es Gioconda (alegre, traducido del italiano al castellano), en honor a la tesis más aceptada acerca de la identidad de la modelo: la esposa de Francesco Bartolomeo del Giocondo, al que debe su apodo y que realmente se llamaba Lisa Gherardini.
Es un óleo sobre tabla de álamo de 77 x 53 cm, pintado entre 1503 y 1519, y retocado varias veces por el autor. Se considera el ejemplo más logrado de sfumato, técnica muy característica de Leonardo, si bien actualmente su colorido original es menos perceptible por el oscurecimiento de los barnices. El cuadro está protegido por múltiples sistemas de seguridad y ambientado a temperatura estable para su preservación óptima. Es revisado constantemente para verificar y prevenir su deterioro.
Además, se han usado herramientas tecnológicas para la investigación de enigmas que rodean la obra. Por medio de estudios históricos se ha determinado que la modelo podría ser una vecina de Leonardo, que podrían conocerse sus descendientes y que la modelo podría haber estado embarazada. Pese a todas las suposiciones, las respuestas en firme a los varios interrogantes en torno a la obra de arte resultan francamente insuficientes, lo cual genera más curiosidad entre los admiradores del cuadro.
La fama de esta pintura no se basa únicamente en la técnica empleada o en su belleza, sino también en los misterios que la rodean. Además, el robo que sufrió en 1911, las reproducciones realizadas, las múltiples obras de arte que se han inspirado en el cuadro y las parodias existentes contribuyen a convertir a La Gioconda en el cuadro más famoso del mundo, visitado por millones de personas anualmente.


Historia
La Gioconda es el retrato más famoso de la historia y quizás el cuadro más famoso de la pintura occidental.Su fama se debe probablemente a las múltiples referencias literarias, a las diversas hipótesis sobre la identidad de la protagonista y al espectacular robo de que fue objeto el 21 de agosto de 1911.
Es además la última gran obra de Leonardo, si se tiene en cuenta que siguió retocándola hasta sus últimos años.Después de terminar el cuadro, Leonardo llevó su obra a Roma y luego a Francia, donde la conservó hasta su fallecimiento. Se sabe que pasó a manos del rey francés Francisco I, quien la habría comprado por un importe de 12.000 francos (4.000 escudos de oro), aunque no está claro si fue en 1517, antes de la muerte del artista, o con posterioridad a su fallecimiento en 1519.
Tras la muerte del rey, la obra pasó a Fontainebleau, luego a París y más tarde al Palacio de Versalles. Con la Revolución francesa llegó al Museo del Louvre. Napoleón Bonaparte la tuvo guardada en el Palacio de las Tullerías tras una temporada en su residencia.Finalmente regresó al museo, donde se alojó hasta 2005 en la Sala Rosa, y fue trasladada en ese año al Salón de los Estados. Es pertinente decir que la mayoría de datos acerca del cuadro se conocen gracias al trabajo biográfico del pintor Giorgio Vasari, contemporáneo de Leonardo.


El Robo
Un comerciante argentino llamado Eduardo Valfierno convenció al carpintero italiano Vincenzo Peruggia (ex empleado del Museo del Louvre) para que robase el cuadro, con el fin de venderlo por una cifra millonaria.El 21 de agosto de 1911, Peruggia llegó al Museo del Louvre a las 7 de la mañana, vestido con un blusón de trabajo blanco como los utilizados por el personal de mantenimiento del museo, descolgó el cuadro y a continuación, en la escalera Visconti, separó la tabla de su marco, abandonando éste último. A continuación salió del museo con el cuadro escondido bajo su ropa, colocándolo posteriormente en una valija. Cuando poco después el pintor Louis Béroud entró a la sala para ver el cuadro notó su ausencia y avisó de inmediato a la policía. El museo permaneció cerrado durante una semana para proceder a la investigación.
Valfierno hizo un gran negocio con cinco coleccionistas estadounidenses y uno brasileño, a quienes vendió seis falsificaciones, realizadas por el pintor Yves Chaudron, cobrando a cada uno trescientos mil dólares.
Unos años antes el museo había sufrido el robo de otras varias piezas, lo cual hizo suponer a la policía que ambos acontecimientos estaban relacionados.64 Esta suposición se mantuvo hasta el 6 de septiembre de 1911, cuando se capturó erróneamente al escritor Guillaume Apollinaire, quien fue declarado inocente más adelante. Su propuesta de quemar el museo, aduciendo que allí se "encarcelaba el arte", le había hecho sospechoso . Junto con él fue investigado el pintor Pablo Picasso, debido a que tenía antecedentes de comprar objetos de arte de origen dudoso.Picasso posteriormente también fue declarado inocente. Al mismo tiempo que se realizaban las investigaciones sobre el robo, se capturó al aventurero belga Honoré-Joseph Géry Pieret, quien confesó ser el autor de otro robo acaecido en 1906, pero no del de La Gioconda. Durante su ausencia en el museo, la afluencia de visitantes se mantuvo; acudían (en menor número) a apreciar el hueco dejado en la pared por el cuadro que había sido hurtado.
La pintura fue recuperada dos años y ciento once días después del robo, registrándose la captura de Peruggia. El detenido intentó vender el cuadro original al director de la Galleria degli Uffizi, Alfredo Geri, quien se hizo acompañar de la policía. Peruggia alegó que su intención era devolver la obra a su verdadera patria, y que él sólo era víctima de un estafador; el jurado lo sentenció a un año de prisión. Antes de regresar al museo, la pintura se exhibió en FlorenciaRoma y Milán. En 1931, Valfierno contó su historia a un periodista estadounidense, revelando la identidad de los estafados con las falsificaciones.
Tras dicho robo, algunos pintores afirman que puede dudarse de la originalidad del cuadro en exhibición, puesto que fácilmente puede ser una copia. Durante la Segunda Guerra Mundial, el cuadro fue custodiado en el castillo de Amboise y posteriormente en la abadía de Loc-Dieu.


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